Hoy venía conduciendo del trabajo hacia casa cuando vi algo que me hizo sonreir. Había un coche parado, esperando el cambio del semaforo, y un joven motorista, con no más de 25 años, algo delgado y con una chaqueta roja, se paró al lado de la ventanilla trasera del coche, y acarició con su guante el cristal.
La sonrisa de una joven se asomó a la ventanilla, puso su mano donde la del motorista, parecían realmente felices, fue una muestra de afecto pequeña, ni siquiera se tocaron pues el cristal estaba en medio.
Pero verlos sonreir te alegra el corazón. Te hace ver que aun hay gente que aunque se conozcan, tienen pequeñas muestras de amor. Solo hace falta una sonrisa en el rostro de un desconocido para hacerte sonreir.
Espero que todos nuestros visitantes paseis un buen fin de semana.
Un saludo.
Astok
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